E n la calle respaldo 27 de febrero, sector de Herrera existe un barrio, El Abanico , donde su gente trabaja, forjando sus sueños, ilusiones, y esperanza de futuro, los niños juegan, y otros entre las fichas del domino pasan sus días. Entre insalubridad y malos olores la gente “vive su realidad” una cañada, cuyos focos infecciosos pasan desapercibidos para la generalidad de sus habitantes; no así para los niños de la comunidad. En esta cañada , los moradores del sector han convivido con ella por más de 30 años, y esta solo es drenada y limpiada por las lluvias que envía la providencia divina, las personas del sector se quejan por no recibir ningún tipo de asistencia por parte de las autoridades, excepto algunas ocasiones en que Salud Pública les manda a fumigar el lugar, lo que a juicio de muchos no resuelve el problema. Niños con la piel maltratada por afecciones y eczemas, diarreas, problemas respiratorios, dengue, proliferaciones de ratas e insectos rastreros es el fruto que si