No me sirve y me sirve



No me sirve esa mirada triste y distante de tus ojos, no me sirves el que juegues a las escondidas con tu engaño.
Ya no me sirven tus caricias, no me sirve el calor de tu cuerpo; Me sirve el espacio oscuro de mi cuarto cuando me encuentro solo, en el espacio de mi soledad.
Me sirve la tristeza que me parte el alma, que me sangra el corazón dividido en dos por el inmenso dolor y la amargura de saber que tu esencia se fue ese atardecer. Me sirve la tristeza serena de la tarde gris de un día cualquiera.
No me sirve el calor de tus labios cuando me besas, no me sirve ese te amo que ahuecan el espacio donde fluyen mis sentidos, no me sirven tus roces, no me sirven tus brazos alrededor de mi cuello, no me sirve tu cuerpo, no me basta tu entrega, banal, insípida y vacía;   
Me sirve la luz, de la mañana, no la luz que salia de tus ojos, me basta el espacio infinito, no el espacio de mis labios en los tuyos, me basta el canto de los pájaros, no el canto de tu cuerpo bajo el mio.
Tantas cosas me servían de ti, tantas cosas que han pasado como las hojas secas del verano, tantas cosas consideradas mías, que se han desvanecido como los sueños de un adolescente, que nunca se realizaron.
Hoy me sirves poco, y de lo poco que me sirves, me sirve poco aún.   

Entradas populares de este blog

Trujillo, mi padre